Muchas veces, cuando uno pasea por León, puede observar cómo hay empresas que cierran, pisos que se alquilan y negocios que ya no están entre nosotros.
La crisis ha afectado a León más que a otros países del sur de Europa y ello, unido a la falta de capacidad de tomar decisiones por instituciones propias, significa retraso económico.
León ha observado como en otras tierras florecen empresas de todo tipo, desde las que ofrecen servicios de asesoría en Madrid hasta consultoría en comercio exterior, algo en general, desconocido para los leoneses.
En León el progreso llega tarde, o peor aún, llega cuando tiene que llegar pero los leoneses son reáceos a incorporarse a ese coche que imaginan es de carreras y simplemente es un modelo ya en desuso en otros territorios.
Ello nos lleva a explicarnos por qué esa desconfianza innata de los leoneses se vuelve perjudicial para nuestro desarrollo: tendemos a adoptar las novedades cuando empiezan a estar descatalogadas.
Empresas que faltan en León
En León se echan de menos empresas productoras. No es ya que no haya fábricas de coches, aviones o nuevas tecnologías, es que no hay ni lo más mínimo.
Nuestra dependencia del sector primario y en la actualidad terciario es demasiado fuerte como para tener unas claras perspectivas de futuro, y los servicios apenas son para sustentar a los funcionarios y jubilados existentes.
Ni siquiera las viviendas unifamiliares han conseguido mantener la construcción, otro de los pocos focos de empleo no administrativo o dependiente de este que había en León.
La construcción languidece, con miles de viviendas a medio construir o vacías, sin producir nada, sin generar riqueza.
Ni un código de barras
Lo que resulta además, paradógico, es que mientras vemos cómo los motores puertas y aceleradores del desarrollo pasan, los leoneses suelen permanecer impasibles.
¿Dónde están las empresas de tecnología del Parque Tecnológico? Es aún una incógnita. Y no hablamos de que se intalen aquí Microsoft o Google, sino simplemente de alguien que fabrique cosas simples industriales como una impresora Toshiba o un lector de código de barras.
No hablamos ni siquiera de fábricas de ordenadores de última tecnología o fabricación en serie de memorias especializadas, no hablamos de elementos de precisión, pero en León, por no haber, casi no hay ni pdas, ni uso de elementos de marketing digital, ni ipads. Hay cuadernos, libretas y posts it, y luego nos extrañamos de que estemos en la cola del desarrollo.
Una primavera más, un verano más, y seguimos esperando que llegue el futuro mientras se vende / se alquila y se traspasa son las palabras de moda en los carteles de León. Mientras tanto confiemos en que el marketing online en León pueda servirnos de revulsivo.